LA LIBELULA DE SANSSOUCI



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Otro lugar que visitamos en los años ochenta en Alemania fue Potsdam.
Es una ciudad preciosa. Queda muy cerca de Berlín y es la capital del estado de Brandeburgo.
Fue fundada en el siglo VII y fue residencia de la familia real prusiana.
Allí visitamos el Palacio Cecilianhof, cuya construcción es semejante a una casa de campo inglesa. Fue mandado a construir por Guillermo II para su hijo y su esposa.
No podíamos dejar de visitar este lugar histórico.
Allí se celebró la Conferencia de Postdam en los meses de julio y agosto de 1945, luego de terminada la segunda Guerra Mundial.
Visitamos también Sanssouci. Este es un conjunto de edificios y jardines que incluyen el Palacio, que fue residencia de verano de Federico II de Prusia.
A la entrada del palacio nos entregaron unas pantuflas muy grandes y tuvimos que introducir en ellas los zapatos y hacer todo el recorrido con ellas puestas, de esta forma cuidaban que el bello piso de mármol no se dañara. La verdad es que era muy difícil caminar con las pantuflas, pero nos divertimos cantidad.
Comenzamos nuestro recorrido por los salones del palacio, todo era precioso, los pisos, las estatuas, los cuadros, era un lugar increíble, esa es la realidad.
Cuando estábamos en unos de los salones admirando un monumental cuadro, a mi hija se le posó en el hombro una libélula roja y rosada. El primer impulso de ella fue espantarla, pero oyó que el bello insecto le susurró al oído.
- ¿Te gusta el palacio?
Mi hija se quedó pasmada y nos dijo:
-Esta libélula que tengo posada en mi hombro me ha hablado.
Mi esposo y yo miramos, pero no vimos nada en el hombro de nuestra hija.
Seguimos nuestro recorrido. Nos adentramos en los bellos jardines donde crecían unas flores bellísimas y que emanaban un olor riquísimo. Admiramos la fuente que engalanaba los hermosos jardines. Nos acercamos y el agua que salía del surtidor nos salpicó y tuvimos que alejarnos casi empapados y a pesar de que era verano sentimos frío. Nos reímos cantidad. La verdad que estábamos disfrutando muchísimo.
Nos adentramos más en los espectaculares jardines y allí posada en un arbusto los tres vimos a la libélula. Estaba acompañada de tres mariposas de brillantes colores, de dos grillos chillones y de una paloma blanca.
Nos acercamos y oímos una dulce voz que nos dijo:
-Bienvenidos a Sanssouci. Yo hace muchos años que vivo en este precioso lugar y siempre me alegro de que vengan personas a admirarlo. Les presento a mis amigos, las mariposas se llaman Victoria, Sofía y Teresa, los grillos chillones se nombran Mario y Ricardo y la paloma Kenia.
-Mucho gusto nos dijeron todos.
La libélula nos preguntó:
- ¿Cómo se sienten en nuestra casa?
La verdad que estamos disfrutando mucho con esta visita le dijimos y nos satisface mucho habernos encontrado contigo animalito maravilloso y con tus amigos.
Ya era muy tarde y decidimos regresar a Berlín, no sin antes despedirnos de la libélula y de nuestros nuevos amigos que nos dijeron.
-Buen viaje y regresen nuevamente.
-Seguro que volveremos para saludarlos, les dijimos.
Llegamos a nuestra casa y luego de comer unos ricos dulces que habíamos comprado en Postdam, nos dispusimos a dormir.
Al otro día cuando estábamos desayunando nos quedamos pasmados. En la terraza de nuestra casa donde teníamos una preciosa planta de geranios estaba posada la libélula.
Mi hija fue la primera en verla y nos dijo:
- ¡Miren, allí está la libélula!
Efectivamente allí estaba nuestra amiguita, el maravilloso insecto nos expresó:
-Espero no molestarlos, pero hacía tiempo que quería conocer Berlín y decidí venir. La verdad que la ciudad me ha encantado, pero debo regresar, ya es muy tarde y debo volar muchos kilómetros.
Cuídate, le dijimos y hasta siempre Libélula de Sanssouci.

Madrid, mayo de 2019

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