EL OBELISCO DE MARIANAO Y LA BICHON HABANERO


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Yo nací en Marianao que es un municipio de Ciudad de la Habana.
En ese municipio también nacieron mi madre, mis tres hermanos, mi hija y mi nieta.
En mi Marianao natal hay una calle que me encanta. La calle 100.
Es una arteria muy bonita con muchos árboles y flores.
Esa zona se denomina Buen Retiro. Hay casonas muy bonitas con amplios jardines llenos de flores y árboles frutales.
Existe hasta un castillo muy bonito, yo he entrado en él y hay armaduras y muebles antiguos.
Mi familia vivía en la calle 100, en un apartamento muy pequeño, un lugar muy modesto pero que nos encantaba.
Yo adoraba pasear por la calle 100. Bajaba por toda la calle hasta el Obelisco, que es un lugar muy emblemático de Marianao.
Es un monumento muy alto en forma de jeringuilla y hasta tiene la aguja. Está dedicado a Carlos J, Finlay, descubridor del mosquito trasmisor de la fiebre amarilla.
Un día en que paseaba por el lugar oí una vocecita que me dijo:
- ¿Te gusta el paseo?
Miré hacia todos lados buscando a la persona que se dirigía a mí, pero sólo vi a una perrita diminuta, blanquita, peludita, preciosa, era un bichón habanero.
-Precioso animalito ¿Qué haces aquí y cómo te llamas?
- Me llamo Yonita y vivo aquí en el Obelisco, es mi hogar.
- Pero ¿cómo es que hablas?, los perros ladran, no hablan.
-Pero yo si hablo, el Obelisco me dio ese don.
-El Obelisco, pero si sólo es un monumento de piedra y mármol.
-Eso te crees tú, pero el Obelisco tiene vida propia, es un lugar mágico.
-Yo la verdad que no lo sabía y mira que hace años que vivo aquí.
-Pues así es querida amiguita.
Yo estaba como clavada en la tierra, pero bueno era verdad que aquella linda bichón habanero me estaba hablando.
-Se me hace tarde, me dijo la perrita. Hasta otro día.
-Hasta otro día bello animalito.
Yo también me fui del Obelisco, tenía que almorzar para irme para la escuela.
Llegué a la casa y le conté a mima lo que me había pasado, pero ella no me creyó.
Incrédula, le dije a mi querida madre, ¡tú no sabes que el Obelisco es un lugar mágico! Pues es verdad, la bichón habanero existe, ese es su hogar y en vez de ladrar, habla.
En fin, volví a pasear por el Obelisco a ver si veía a Yonita, pero más nunca lo logré. Bueno me dije, a lo mejor vuelve la magia y me la vuelvo a encontrar. Por eso cada vez que viajo a Cuba no dejo de visitar al Obelisco de mi Marianao natal.

Madrid, mayo de 2019.


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