LA ARDILLITA CELESTINA
Fotografía gratuita de Unsplash
En una
ocasión estábamos en el parque del Retiro, cuando se nos acercó una ardillita, pequeñita
y de color avellana.
Que animalito
más lindo dijo mi nieta.
Es cierto, le
dije, miren como entre sus paticas delanteras tiene un fruto y se lo está
comiendo, creo que es una avellana.
Si, dijo mi
hija, es una avellana y debe estar riquísima, mira cómo se saborea.
A mí me encantan
las avellanas les dije, vamos a ver si podemos coger algunas.
Efectivamente
cogimos una cestica de mimbre que llevábamos y nos dispusimos a buscar
avellanas.
Comenzamos a
caminar por diversos senderos del parque, que por cierto es bien grande.
¡Miren! gritó
mi nieta, aquí hay muchas.
Fuimos
llenando la cestica con las avellanas, ya casi la teníamos hasta el borde
cuando la ardillita se nos acercó y nos dijo.
-Por favor,
no me lleven mi comida.
Nos quedamos asombradas.
Aquella pequeña ardilla hablaba.
-Perdona pequeña,
le dijo mi hija, es que te vimos tan feliz y contenta comiéndote tu avellana
que no resistimos buscar el fruto para también comerlo.
-Bueno está
bien, llévense algunos y dejen un poco para mí.
-Muy bien, le
dijo mi nieta y por cierto ¿cómo te llamas?
-Me llamo
Celestina.
-Celestina,
dijo mi hija, que bonito nombre.
- ¿Desde
cuando vives en el Retiro? le preguntó.
-Desde hace
mucho tiempo, vine con mis padres y mis hermanos.
- ¿Y ellos
están aquí en el Retiro también?
-Que va,
contestó, ellos se fueron para otros parques.
-Mi mamá y mi
papá se fueron para la Quinta de los Molinos, uno de mis hermanos se marchó
para Torre Arias y mi hermana más pequeña vive en el parque El Capricho.
-Que bien, le
dijimos, queremos conocerlos.
-Pues vayan a
esos lugares, nos dijo Celestina, y se encontrarán con ellos.
Nos
despedimos de nuestra nueva amiga y decidimos visitar la Quinta de los Molinos.
Allí conocimos a los padres de Celestina que se llamaban Rosa y Alejandro, se
pusieron muy felices cuando les dijimos que habíamos conocido a su hija.
Al otro día fuimos
a Torre Arias y allí nos recibió el hermano de Celestina que se llamaba Enrique
y que nos obsequió un bonito ramo de amapolas, rojas como la sangre.
-Mañana vamos
a El Capricho, dijo mi nieta.
Nos
levantamos muy temprano y llegamos a El Capricho.
Que parque
tan bonito y efectivamente allí conocimos a la hermana más pequeña de Celestina
que se llamaba Elena.
-Qué bueno
que vinieron a visitarme. Mi hermana me envió una carta donde me decía que
ustedes vendrían.
- ¡Una carta!
¿quién te la trajo? pregunté.
-Pues el
pájaro carpintero del Retiro, que es un pájaro cartero.
- Que
maravilla, dijimos las tres.
La ardillita
Elena nos obsequió una pequeña cestica confeccionada con bambú, repleta de
avellanas.
-Esto es para
ustedes, pues sé que les encantan las avellanas.
-Muchas gracias,
amiga ardilla ¿pero dejaste algunas para ti?
-Claro, nos
dijo, sin ellas no me podía quedar a mí me fascinan.
Así fue como
conocimos a las ardillas.
Que
maravillosos momentos pasamos en esos parques preciosos en compañía de nuestras
amiguitas las encantadoras ardillas.
Madrid, junio de 2019
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