LA PALOMA MENSAJERA
Fotografía gratuita de Unsplash
A mí siempre
me han gustado las palomas mensajeras.
Tengo un
amigo que las criaba y las tenía muy bien entrenadas.
En el patio
de su casa tenía el palomar, allí cabían unas veinte palomas.
Muchas
personas acudían a él cuando querían mandar un mensaje de saludo, algún recado
o hasta una carta de amor. Esta vía era mucho más segura que el correo. Bueno,
dirán, existe Internet, pero no todo el mundo puede acceder a esa vía.
Las palomas
de mi amigo recorrían cientos de kilómetros llevando su preciosa carga.
Un día estaba
paseando por mi terruño querido, Marianao, y se me posó una paloma en la
cabeza.
-Quítate, le
dije, me molestas.
- ¿Por qué la
molesto hermosa señora?
-Pues te
tengo en mi cabeza. le dije, vaya sitio que escogiste para posarte.
-Es cierto,
me dijo, y se posó en mi hombro.
-Te traigo un
mensaje de muy lejos, he recorrido muchos kilómetros, vengo de España.
- ¿Viniste
volando desde España? le pregunté.
-Si, desde
Madrid, busca el mensaje que está en una de mis paticas.
Efectivamente
en una patica traía el mensaje y era una carta de mi nieta.
La carta
decía:
Querida
abuela
Espero que
estés bien y los demás familiares también.
Aquí en
Madrid está haciendo mucho calor, me imagino que en Cuba también.
Casi todos
los días voy a la piscina a hacer ejercicios y a refrescarme.
En ocasiones
va conmigo una amiga muy querida.
Mis padres y
mis yayos están bien.
A mi prima la
veo muy poco. Eso me entristece porque la quiero mucho.
Ya terminé el
Instituto y espero poder comenzar a estudiar en una escuela de cocina.
Quiero ser
una gran repostera, Vamos a ver si lo logro con mucho esfuerzo y tesón.
Bueno abuela
envíame una cartica por esta vía. Mi amiga la paloma mensajera se llama por
cierto Finita, yo la aprecio mucho, es un ave muy valiosa y útil y por eso hay
que cuidarla con mucho esmero.
Te extraño
Besos, tu
nieta.
Me puse muy
contenta con aquella carta.
Le escribí
también y utilicé, por supuesto a Finita para que llevara mi mensaje.
Le amarré la
carta en una patica y le dije, vuela hasta Madrid, y llévale a mi querida nieta
esta misiva. Le di a mi bella mensajera un beso en su piquito.
La palomita
se me acercó y también me dio un beso con su piquito.
-Adiós, señora,
no se preocupe que la carta llegará a su destino.
-Adiós
palomita bella, encantada de conocerte.
Pero antes de
emprender vuelo me trajo de regalo un hermoso ramo de flores violetas.
Me dijo:
-Esto es para
que no se olvide de mí y se alejó volando hacia Madrid, le esperaba un
larguísimo viaje.
Llegué a mi
casa y coloqué el ramo en un búcaro. La habitación se llenó de un riquísimo
aroma.
Desde ese día
me gustaron mucho más las palomas mensajeras.
Una de ellas
me había traído un mensaje de mi querida nieta.
Por cierto,
que a mi nieta siempre la he llamado "Palomita Mensajera". Por algo será.
Madrid, junio de 2019
Comentarios
Publicar un comentario