MI MUSA

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Mi musa es un poco veleidosa. A veces me visita con frecuencia y otras no aparece por mucho tiempo.
Me la imagino como una muchacha de largos cabellos castaños y ojos marrones. Creo que se parece a mi nieta.
Un día estaba yo sentada en la Quinta de los Molinos y vi aparecer a una muchacha muy bella.
-Hola, me dijo ¿cómo estás?
-Muy bien ¿y tú? Por cierto ¿quién eres?
- ¡Pero no me has reconocido!
-La verdad es que no.
-Soy tu musa.
-¡Mi musa, pero si eres parecida a mi nieta querida!
-Pues efectivamente, soy tu musa y por favor no me digas que soy veleidosa, yo siempre estoy a tu lado sino fuera así, no escribirías tantos cuentos hermosos.
-Es cierto, perdóname por haberte llamado veleidosa, pero es que a veces desapareces.
-Es cierto, pero es que me gusta mucho viajar.
-Ayer regresé de un viaje al Polo Norte.
- ¡Fuiste al Polo Norte, con el frío que hace allí!
-En efecto, me dijo, hay mucho frío, pero conocí a seres encantadores.
-Me hice muy amiga de un pingüino que se llama Manolo y que me llevó a conocer a su familia, que es encantadora. También conocí a un oso polar que se llama Raimundo y a unos gnomos encantadores que viven en unas cuevas debajo de la nieve.
- ¡Qué maravilla! ¿y no has ido a mi isla?
- ¡A la Isla de Cuba! por supuesto y me bañé en ese mar maravilloso que tiene colores increíbles y el agua tan calientica, me encantó. Y la arena finita como azúcar.
-Sabes, también estuve en tu casita en Marianao y allí conocí a la salamandra amiga de Lucas, tu sobrino nieto y a las hormiguitas que viven en tu terraza. Me preguntaron por ti y me dijeron que te diera muchos cariños.
-Bueno, la verdad que todavía demoro un poco en viajar, yo también tengo muchos deseos de ver a mis hermanos, a mi cuñada y a mi sobrino y a su hijo Lucas, y por supuesto bañarme en el Mar Caribe y comer mangos y guayabas.  Por supuesto y darles muchos cariños a la salamandra y a las hormigas.
-Me tengo que ir, dijo mi musa.
- ¡Ves lo que te digo! apareces, pero estás muy poco tiempo.
-Bueno es cierto, pero tengo que ir a Praga a conocer a tus sobrinos y a sus hijitas. Pero no te preocupes que volveré pronto.
-Adiós musa, hasta pronto.
Mi musa antes de irse me dio un gran beso y me puso en la cabeza una guirnalda hecha con girasoles.
Gracias musa por este regalo. Le di también un beso. Adiós, le dije, vuelve pronto.
Te estaré esperando.

Madrid, julio de 2019



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