EL AGUACATE CUBANO Y LA ABEJA ESPAÑOLA
Fotografía gratuita de Unsplash
Cuando vine de Cuba mi hermano me dio un aguacate que cogió de la mata que tiene en su patio.
Cuando vine de Cuba mi hermano me dio un aguacate que cogió de la mata que tiene en su patio.
Después que
nos comimos el rico aguacate, mi hija sembró la semilla en una maceta y la
colocó en la terraza de nuestra casita madrileña.
La matica ha
crecido y está preciosa, le han salido muchas hojas de color verde brillante.
Un día vi
revoloteando a su alrededor a una abeja.
-Oye, le dijo
la abeja a la planta.
- ¿Quién eres?
-Yo soy
Rodolfito, el aguacate cubano.
- ¿Aguacate
cubano? expresó la abeja.
-Si, me
trajeron de Cuba y mi semilla la sembraron en esta maceta.
-Oye
Rodolfito, pero a mí me parece que no deben existir muchos aguacates aquí en
Madrid.
-Es cierto, a
lo mejor yo soy la única planta de esa especie que existe. ¡Quién sabe! Y por
cierto ¿quién eres tú y que haces en mi terraza?
-Yo soy la abeja
Olguita y soy española de pura cepa. Y me encanta estar en este bello lugar
lleno de plantas que cuidan con tanto amor.
-Encantado de
conocerte ¿y tienes familia?
-Si, le dijo
Olguita, tengo muchas hermanas, las voy a llamar para que las conozcas y emitió
un agudo sonido y aparecieron volando veinte abejas.
Las abejitas
saludaron al aguacate y comenzaron a entonar una bella melodía:
Somos las abejas
españolas.
madrileñas de
verdad
somos muy
felices en esta terraza
tralala,
tralala
-Que bella
canción, dijo Rodolfito. Yo ahora les voy a cantar una bella canción de mi
tierra cubana y cogió entre sus hojas una minúscula guitarra y entonó una bella
canción.
Las abejas se
quedaron maravilladas y le preguntaron al aguacate:
- ¿De quién
es esa bella canción? ¿tuya?
-Que va, es
de un músico cubano que se llamaba Sindo Garay.
-Rodolfito la
hemos pasado muy bien, pero tenemos que irnos, dijo Olguita.
-Qué pena,
dijo el aguacate cubano, pero vuelvan pronto, esta amistad tiene que continuar.
-Seguro que
volveremos, dijeron las abejas. Hasta pronto.
-Hasta pronto
amiguitas.
Y así surgió
la amistad entre el aguacate cubano y las abejas españolas.
Y tralala, tralala, tralala.
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