LA BENDITA LLUVIA
Un
día sentí en mi ventana un ruido:
TOC
TOC TOC.
¿Que
era aquel ruido y quien lo hacía?
-
¿Quién interrumpe mi descanso dije en voz alta?
Volvió
a sonar el TOC TOC TOC.
-
¿Quién es pregunté?
-Angelita,
soy yo, la Lluvia.
Miré
hacia afuera y vi que llovía torrencialmente.
¿Qué
quieres bendita lluvia?
-Pues
simplemente conocerte y preguntarte si te gusto.
-Bueno,
la realidad es que no me gustas mucho, pero sé que eres muy necesaria. Eres
indispensable para las plantas, los animales y por supuesto para el hombre.
-Oye,
por cierto ¡quieres conocer a mis hijas las gotas de lluvia!
-Por
supuesto, bendita lluvia.
A
mi ventana se asomó una gota de lluvia con el pelo rubio.
-Yo
soy Silvia.
-Mucho
gusto, le dije.
-Después
apareció otra, pero con el pelo rojo.
-Me
llamo Carmina.
-Encantada,
le expresé.
Y
así sucesivamente fueron asomándose a mi ventana las gotas de lluvia, unas
grandes y otras pequeñitas. Conté mil.
-Angelita
¿quieres que te presente a un buen amigo mío?
-Si,
bendita lluvia.
Se
asomó a mi ventana un ser extraordinario.
Era
un duende de color verde limón.
-Hola
hermoso duende ¿cómo te llamas?
-Me
llamo Lucas ¿y tú?
-Yo
me llamo Angelita. ¿Sabes una cosa? tengo un sobrino nieto que también se llama
Lucas.
-Quisiera
conocerlo.
-Pero
vive muy lejos en una Isla llamada Cuba.
-
¡En una isla! pero yo quisiera ir a saludarlo.
-Pues
díselo a tu amiga la lluvia a ver si te ayuda.
Efectivamente
el duende se lo dijo a la bendita lluvia y ésta lo llevó a Cuba donde conoció a
mi sobrino nieto Lucas. Entre los dos nació una gran amistad.
La
lluvia seguía cayendo, y seguían sus hijas tocando en mi ventana.
TOC
TOC TOC.
Pero
el Astro Rey estaba deseoso ya de salir y le dio un empujón a la lluvia y ésta
no tuvo más remedio que dejar de caer. Cuando cesó el aguacero salió un bello arcoíris
de vivos colores.
Pero
antes de irse la bendita lluvia me dijo.
-Adiós
Angelita, sé que no te gusto mucho pero no lo dudes volveré.
-Adiós
bendita lluvia, no dejes de venir a tocarme en la ventana serás bienvenida no solo
por mí, sino por todos. Sabes que eres imprescindible buena amiga.
Así
queridos amigos y amigas fue mi encuentro con la Bendita Lluvia y con el duende
Lucas.
Y desde ese día debo
confesar que la lluvia me gusta un poquito más, aunque debo confesar que
prefiero los días soleados, no se lo vayan a decir a la Bendita Lluvia, es un
secreto entre ustedes y yo.
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