El MUCHACHO AZUL Y ORO



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Se preguntarán ¿quién es el muchacho azul y oro?
Este muchacho aparece en verano.
El verano, la estación que más me gusta. ¡Me encanta!
Disfruto mucho de esa estación del año.
A mí me gusta mucho la playa y es en verano que puedo ir a darme un chapuzón en mi Mar Caribe.
Un día estaba en la playa de Santa María, allá en mi isla bella y por la arena vi acercarse a un muchacho.
Un muchacho de color azul y oro.
Se me acercó y me dijo:
- ¿Cómo estás?
-Yo muy bien, le contesté ¿y tú quién eres?
- ¿No me has reconocido?
-No, la verdad que no.
-Pues soy la estación del año que más te gusta, el verano.
- ¡El verano, que bien es mi estación preferida
-Vamos a bañarnos en el mar, me dijo y me tomó de la mano.
Yo estaba encantada, estaba muy contenta de conocerlo.
Comenzamos a nadar y de pronto se nos aparecieron dos delfines que nos saludaron muy alegres. Pececitos de colores nadaron a nuestro alrededor y me hicieron cosquillas en los dedos de mis pies
Los delfines se acercaron y comenzaron a jugar conmigo, yo estaba encantada.
Seguimos nadando y llegamos a una pequeña islita.
Esa islita era una maravilla. Había unas flores gigantes de hermosos colores. También pájaros multicolores que volaron a nuestro encuentro llevando en sus picos flores de corales.
De pronto llegó a nuestro lado una bella joven de largos cabellos.
- ¿Quién eres? le pregunté.
-Soy la novia del verano.
- ¿La novia del verano?
-Si, efectivamente, soy la novia de la estación del año que tantas amas.
-Encantada, le dije.
Comenzamos a recorrer la pequeña islita.
Nos encontramos unos caracoles de gran tamaño y de colores espectaculares. Verdes, dorados, rojos, azules.
También vi unas estrellas gigantes maravillosas.
Yo estaba como hipnotizada.
Llegamos a una cabaña y cuando entramos en ella nos recibió una viejecita de pequeñísimo tamaño que nos dijo:
-Bienvenidos a mi hogar, yo soy la abuela del muchacho azul y oro.
- ¡La abuela del verano! encantada, le dije.
- ¿Sabe una cosa? le expresé a la viejecita, yo amo a su nieto, disfruto mucho cuando llega a visitarnos, aunque aquí en mi Cubita Bella siempre hay calorcito. A veces se nos cuela un airecillo frío en los meses de enero y febrero, pero es algo pasajero.
Llegó el momento de despedirme.
Les dije al muchacho azul y oro, a su bella novia y a su entrañable abuelita.
-Estoy encantada de haberlos conocido, espero volver a encontrarme con ustedes nuevamente.
-Adiós Angelita, me dijeron la novia y la abuelita del verano.
-Espera, te acompaño, me dijo el muchacho azul y oro y me tomó nuevamente de la mano y volvimos a la playa de Santa María.
-Adiós amiga mía, me dijo el verano y me dio un beso en la mejilla.
-Adiós entrañable amigo, nunca olvidaré los momentos maravillosos que he pasado junto a ti.
Así fue mi encuentro con el Muchacho Azul y Oro, mi querido y amado verano.

Madrid, febrero de  2020

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