EL ENANITO DE MI JARDIN MADRILEÑO



        Fotografía gratuita de Unsplash

Por culpa de un bichito muy malo llevamos encerrados en casa ya muchos días. Pero yo la paso de lo mejor en el jardín de nuestra casita leyendo y conversando.

Allí hay una figura de un enanito muy gracioso con un gorro rojo y una chaqueta azul que está recostado a un hongo.

Mi hija y yo salimos a nuestro jardín y la pasamos muy bien.

En ocasiones comemos y merendamos en ese lugar tan bonito al aire libre, nos encanta y lo disfrutamos mucho.

En el jardín hay tiestos con varias plantas, orégano, cilantro, salvia, perejil, tomates cherry, tilo, albahaca, hierbabuena y muchas otras plantas que mi hija ha ido sembrando poco a poco. Pero tampoco faltan las flores, rosas, azucenas, margaritas y aunque no lo crean también crecen tulipanes rojos, blancos y amarillos. Y pensamos, no importa que estemos encerrados si aquí también disfrutamos del aire y de la naturaleza porque desde el jardín se ven los pinos que engalanan el entorno.

Todo esto es maravilloso.

Cada vez que salimos a nuestro jardín madrileño el enanito nos saluda y entona una bonita cancioncilla.


Yo soy el enanito madrileño

Soy muy feliz en este jardín

Estoy contento porque me quieren a mi

Tralala, tralala, tralala


Así pasan los días de nuestro encierro, pero como la mente tiene alas en ocasiones volamos a nuestra Isla Caribeña.

Allá en nuestra casita de Cuba tenemos también un jardín muy bonito con muchas plantas y flores, también hay unos cocoteros que hace muchos años sembró mi esposo y dan una sombra riquísima, que ayuda a refrescar el ambiente.

Tenemos un helecho que le regaló a mi hija mi hermano Narciso por su boda, la mata de buganvilia que se engalana de flores moradas, el flamboyán enano que sembré hace mucho tiempo y la mata de malanga que nos gusta tanto.

En nuestro jardín cubano no tenemos ningún enanito, pero si un bello caracol que nos recuerda el mar de nuestra bella y añorada Isla.

En una ocasión en que nos trasladamos con las alas de nuestra imaginación a Cuba nos acompañó el pequeño enanito que se hizo muy amigo del caracol.

El diminuto personaje le contó al caracol cubano que mi hija y yo salíamos mucho al jardín donde él era el personaje principal para así pasar mejor el encierro. El caracol le dijo que en Cuba también estaban encerrados por el dichoso bichito y que mi hermana pasaba muy buenos ratos en el jardín de nuestra casita y que cuando él la veía se ponía muy contento.

En fin, queridos amiguitos que todo esto pasará.

El dichoso bichito que trae a los humanos muy tristes y preocupados será vencido y volveremos a pasear con nuestros familiares y amigos.

Mientras seguiremos saliendo a nuestro jardín madrileño a disfrutar de nuestro querido enanito y de nuestras bellas plantas. Y seguiremos viajando a Cuba con las alas de nuestra imaginación.

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