PEQUEÑO RELATO SOBRE LA MADRE TIERRRA

    Fotografía gratuita de Unsplash


La Madre Tierra, es muy hermosa.
Aunque lamentablemente no la cuidamos lo suficiente.
Constantemente estamos contaminando nuestro hermoso planeta azul.
¡Qué pena, debíamos amarlo más!
En una ocasión en que yo paseaba por un bello bosque, donde los árboles de diversas especies embellecían el paisaje, las flores embriagaban con su olor y las mariposas hacían gala de belleza, me tropecé con una mujer de pelo color de tierra, con un vestido cuajado de hojas y raíces.
¿Quién era aquella hermosa mujer?
-Señora ¿quién es usted? pregunté.
-Pero Angelita ¿no me has reconocido?
-La verdad es que no, le dije.
-Pues yo soy la Madre Tierra.
- ¡La Madre Tierra!, que maravilla poder conocerte personalmente.
- ¿Sabes? le dije, debo disculparme contigo en nombre de todos los habitantes de este hermoso planeta.
- ¿Disculparte?, me respondió.
-Si, disculparme por todo el daño que te hacemos a diario, contaminando el ambiente constantemente.
-Gracias Angelita, es cierto, yo sufro cada vez que botan plásticos en los mares, los peces sufren muchísimo, mueren constantemente.
-Y los ríos y lagunas también son contaminados indiscriminadamente, le dije.
-Si, amiga mía, los árboles, las flores, los animales y por supuesto los seres humanos son constantemente agredidos por tanta insensatez.
Yo proseguí mi camino.
De pronto me encontré con un personaje increíble.
Era de color verde esmeralda y llevaba un cesto lleno de frutas y flores.
-Hola hermosa señora, ya veo que disfruta mucho del paseo.
-Si, es cierto, esa es la realidad, disfruto mucho de todo lo que veo.
Disfruto de las flores, de las mariposas, de los árboles.
-Lo sé, y también sé que conociste a la Madre Tierra, mi amiga entrañable.
-Si, tuve ese privilegio.
A la Madre Tierra, me dijo aquel personaje que no era otro que el Duende de la Naturaleza, hay que cuidarle mucho.
-Así es Duende de la Naturaleza. Todos los seres humanos tenemos que amarla y respetarla.
Luego de charlar un ratico con el Duende de la Naturaleza me despedí de él, no sin antes pedirle que le diera mis saludos a la Madre Tierra.

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