EL FANTASMA DEL PALACIO DE LOS SELGAS
Fotografía gratuita de Unsplash
En Cudillero hay un palacio precioso.
¡El Palacio de los Selgas!
Es un sitio encantador con unos jardines impresionantes, maravillosos.
La última vez que estuve en Cudillero lo visité junto con mi familia.
Estábamos paseando por sus bellos
salones cuando se nos apareció un hombrecillo que tenía una barba muy larga y
vestía un bonito traje verde de terciopelo.
¿Quién era aquel personaje? nos preguntamos todos.
El hombrecillo desapareció y todos nos quedamos intrigados.
Volvimos a emprender nuestro paseo por el palacio y en otro de sus salones volvió a parecer el hombrecillo.
El personaje se nos acercó y con voz profunda nos dijo:
¡Bienvenidos al Palacio!
Nos quedamos petrificados.
- ¿Quién eres? le preguntamos.
- Yo soy el fantasma de este Palacio.
- ¡El fantasma! exclamamos.
- Si, yo viví durante muchos años aquí y al morir no quise abandonarlo y aquí me quedé. Deambulo por sus salones que me encantan y también por los bellos jardines y de vez en cuando me dejo ver.
- Que bien que hoy te hayamos visto.
- Bueno, no siempre aparezco, pero ustedes me han parecido personas muy interesantes.
-Por cierto, ¿viven en Cudillero?
- Si vivimos en este bello pueblo muy cerca de aquí.
- Ya me parecía que los había visto pasar.
- Si nosotros paseamos mucho por estos lugares, le dijo mi nieta, nos encanta este palacio.
Continuamos nuestro paseo por los distintos salones del palacio acompañados del fantasma que nos iba explicando todo lo que atesoraba el lugar.
Se nos hacía tarde, queríamos ir a la playa y nos despedimos del fantasma.
- Adiós señor fantasma, mucho gusto en conocerlo.
- Adiós amigos míos, vuelvan a visitarme
- Sin lugar a duda lo haremos, le dijimos.
Así fue nuestro encuentro con el fantasma del Palacio de los Selgas.
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