MORRITOS

 

    Fotografía gratuita de Unsplash

 

Hace  unos días estuve con mi familia en Cudillero, en Asturias.
Asturias es muy verde y tiene unos lugares maravillosos.
Mis consuegros Jesús y Loly tienen allí en Cudillero una casa muy bonita con un prado con muchas flores y hay hasta un limonero que da unos limones grandes y perfumados.
Ellos tienen un gatico muy bonito y cariñoso.
El gatico se llama Morritos, es negro con el hociquito y las paticas blancas.
Es adorable.
Estaba yo un día paseando por el prado cuando se me acercó Morritos.
- Hola amiga ¿cómo estás? me preguntó.
- Yo muy bien, feliz de estar aquí en Cudi.
- ¿Conoces todos los secretos de este prado? me preguntó.
- No, le dije.
- Ven conmigo que te los voy a enseñar.
- Sígueme, me dijo Morritos.
Lo seguí muy complacida y me llevó a un lugar muy hermoso.
Penetramos por un hueco que había en la tierra y para mi asombro llegamos a un lugar realmente muy hermoso y acogedor.
Corría un cristalino riachuelo.
El gatico se zambulló y me invitó a hacerlo.
Me lancé yo también en las cristalinas aguas, el agua estaba muy fría.
Nadaban en el riachuelo unos pequeños peces que me mordisquearon los dedos de los pies haciéndome cosquillas.
Después del chapuzón comenzamos a andar por un sendero y llegamos a una pequeña casita.
Nos dieron la bienvenida unos seres de color brillante que nos dijeron:
¡Bienvenidos!
Aquellos seres maravillosos nos ofrecieron galletas y hasta un pastel de arándanos que me recordaron a los pasteles que hace mi querida nieta Amanda.
LLegó el momento de regresar.
Nos despedimos de nuestros huéspedes, desandamos el sendero, entramos por el hueco y nuevamente llegamos al prado de la casita de nuestros consuegros.
Cuando pasamos por el lado del limonero éste comenzó a cantar:

Yo soy el limonero de Cudillero
Tralala tralala
Yo vivo feliz en este prado
Tralala tralala
Mis limones son muy especiales
Tralala tralala.
Pruébenlos y verán
Tralala, tralala

Le dijimos adiós al limonero y llegamos a la casa.
Conté mi aventura, pero por supuesto nadie me creyó.
Esa fue  la bella aventura que viví en Cudillero.

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