EL PALACIO DE LA FINCA DE TORRE ARIAS
Fotografía gratuita de Unsplash
En la finca de Torre Arias hay un Palacio que data del siglo XVI y que ha sido reformado en varias ocasiones.
Esta hermosa finca ocupa una extensión de 16 hectáreas.
El palacio se divisa desde la ventana de mi cuarto. Se ve precioso.
Mi hija y yo, como dije en anteriores narraciones visitamos la finca, nos encanta.
El palacete está cerrado al público, pero en una ocasión en que paseábamos por sus alrededores se nos apareció un pequeño duendecillo verde con la nariz roja como un tomate.
El simpático personaje nos dijo:
- ¿Quieren visitar el Palacio?
-Pero si está cerrado al público, le expresamos.
-No importa yo sé de un lugar por el que podemos entrar.
-Seguimos al duendecillo verde que nos había dicho que se llamaba Eustaquio y entramos por una grieta que había en una de las paredes del edificio.
Lo que vimos fue maravilloso.
La sala del palacete era inmensa y muy luminosa.
Del techo colgaba una lámpara que sospechamos que era de cristal de murano.
De las paredes colgaban hermosos tapices con unos preciosos dibujos.
Unos representaban un hermoso paisaje campestre, otro un lugar muy florido en el que danzaban unas preciosas muchachas, unas rubias, otras morenas. El pelo de aquellas jóvenes estaba engalanado con flores de colores que despedían un aroma maravilloso.
Y en medio de la sala había una fuente.
El agua manaba cristalina de un pez de mármol que nos recordó la fuente que recientemente habíamos descubierto y que se había convertido en nuestro lugar favorito
Seguimos al duendecillo verde de nariz roja y llegamos a un salón de paredes azules.
Allí nos dio la bienvenida una hermosa joven de largos cabellos rubios, que nos recordó a nuestra querida Amanda. Pero que va, Amanda era más bella que aquella muchacha.
La doncella que nos dijo que se llamaba Florinda, nos contó que ella vivía en el Palacio desde el siglo XVI, fecha en el que fue construido.
Nos relató que ella y un joven llamado Mario habían vivido muy felices allí, pero que un día su amado había desaparecido. Y ella se quedó muy sola y triste.
Sentimos mucha pena por la bella Florinda y se lo hicimos saber
No sientan pena por mi nos dijo. Yo vivo muy feliz aquí en este Palacio.
Mi hija y yo estábamos disfrutando mucho, esa era la realidad.
El tiempo pasó volando y mi hija me dijo.
-Mami tenemos que irnos, ya es muy tarde.
Es cierto le dije.
Nos despedimos de la hermosa joven y guiadas por el duendecillo verde de nariz roja y salimos del bello palacete.
Fue un día inolvidable, increíble.
Hija tenemos que volver y traer a Amanda.
Seguro mami, así lo haremos y nos volveremos a encontrar con el duendecillo verde y con la hermosa Florinda.
Espero les haya gustado este cuentecito sobre el palacio de la Finca de Torres Arias.
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