LA HUERTA DE LA FINCA DE TORRE ARIAS
Fotografía gratuita de Unsplash
Mi hija y yo vamos con mucha frecuencia a la finca de Torre Arias.
Pues allí hay un huerto espectacular, precioso.
Nos encanta caminar por allí, lo disfrutamos mucho.
Un día en que estábamos paseando oímos unas voces.
- ¿Tu oyes esas voces hija? le dije.
-Claro mamá.
- ¿Quiénes hablarán le comenté?
Seguimos escuchando con mucha atención.
-Hola calabaza ¿cómo amaneciste?
-Yo muy bien ¿y tú tomate?
-Pues yo también estoy muy bien.
-Pues me alegro mucho.
- ¿Y tú berenjena cómo estás en este día tan bonito y soleado?
-Yo me siento muy feliz y contenta.
-Hola a todos.
- ¿Quién habla? preguntó la calabaza.
-Pues quien va a ser, yo el pepino, el alcalde de la huerta ¿cómo están?
Nosotras estábamos asombradas.
-Mami ¿cómo es posible que hablen?
-No lo sé hija, es asombroso.
Se escuchó otra voz.
-Nuestros visitantes se van a asustar, dijo el pimiento.
-Amigas no se asusten, nos dijo el pepino, estamos muy contentos, de que estén aquí en nuestro bello huerto. Muchas gracias, le contestamos, lo disfrutamos muchísimo.
-Pues sabrán que este huerto ha sido plantado con mucho amor.
-Lo sabemos, dijo mi hija, porque hemos visto cosas maravillosas.
-Si, las personas que trabajan aquí son muy laboriosas y creativas.
-Nos hemos percatado de ello, dijimos. Todo es precioso y vemos que está hecho con mucho amor.
De pronto se nos acercó un joven muy atractivo.
-Hola, amigas ¿cómo están? Yo soy uno de los jardineros que trabaja en este huerto.
Aquí todos los jardineros somos jóvenes ¿y saben? además de jardineros somos artistas.
-Si nos hemos percatado por todas las esculturas que han elaborado con los troncos de los árboles.
-Yo me llamo Alberto y hace mucho que trabajo aquí en el huerto.
-Pues todos los vegetales que aquí cosechamos los donamos a los vecinos que no tienen empleo y de esta manera los ayudamos.
- ¿Y oyeron hablar a los vegetales?
-Si escuchamos con mucha atención y estamos asombradas.
Estábamos conversando con Alberto cuando se nos acercaron el pepino,
la calabaza, el pimiento y el tomate, comenzaron a cantar y a danzar alrededor de nosotras.
- ¡Bailen con nosotras! nos dijo la calabaza.
Así lo hicimos. Alberto el jardinero se nos unió.
Estábamos muy felices.
Hay que irse le dije a mi hija.
-Amigos nos vamos, pero nunca olvidaremos este día.
Volveremos a vernos nos dijo el joven jardinero.
Sin ninguna duda, volveremos.
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