LA TARTA DE CALABAZA

 

 Fotografía gratuita de Unsplash

 

Mi nieta Amanda es una gran repostera, y los dulces que hace le quedan muy ricos

Un día hizo una tarta de calabaza.

Le quedó genial.

Aquella tarta le encantó a toda la familia.

Pero la tarta tenía vida propia.

Cuando comenzamos a comerla con una vocecita muy fina nos dijo:

- ¿Les gusta como le quedó la tarta a mi amiga Amandita?

- Por supuesto está riquísima, deliciosa.

- Pues les diré que yo soy la calabaza Rosita.

- ¿La calabaza Rosita?, preguntamos todos.

- Si soy una calabaza que fui cultivada con mucho amor y cariño y cuando me dijeron que iba a convertirme en tarta me puse muy contenta, y además cuando me enteré que Amanda era la que me iba a hacer me puse más contenta aún.

- Que bien Rosita, calabacita bonita, la verdad que hemos disfrutado mucho saboreándote.

- Me alegro, pero ya le dije a Amanda que tenía unas amigas que son unas fresas riquísimas y que debía hacer una tarta de fresa.

- Que rico, le dijimos a Rosita, una tarta de fresa, que buena idea.

Y así fue, mi nieta hizo una tarta de fresa deliciosa, nos chupamos los dedos.

La tarta de fresa también tenía vida propia y nos preguntó si nos había gustado 

Nos has encantado le dijimos.

La tarta de fresa se puso muy contenta y ella y la tarta de calabaza comenzaron a cantar y a bailar.

Somos las tartas de calabaza y fresa

la Bella Amanda nos ha hecho con mucho amor 

Tralala, tralala.

Y hasta aquí este cuento sobre las tartas que confecciona mi querida nietecita, que es una gran repostera.

 

Madrid, octubre de 2021

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