EL ÁRBOL DE NAVIDAD

                                 Fotografía gratuita de Unsplash


Ya en nuestra casa pusimos el árbol de Navidad.

Quedó precioso con sus bolas rojas y doradas. 

Pero lo que no sabíamos es que ese árbol tenía vida propia.

Cuando estábamos en la sala desayunando, el árbol comenzó a cantar una bella melodía.

Las bolas comenzaron a danzar, era un espectáculo maravilloso.

De la estrella que corona el árbol. surgió una bella joven de cabellos color rojo como el fuego.

-Hola. nos dijo ¿Cómo están?

- ¿Quién eres? le dijimos.

Yo soy la musa de este bello árbol y estoy muy contenta de estar en esta casa.

Nos dimos cuenta de que ese era el espíritu de la Navidad con todo su encanto.

-Mira abuela. me dijo mi nieta Amanda, allí hay un personaje ¿no lo ves? si, al lado del árbol.

Me fijé bien y vi a un ciervo color caramelo.

- ¿Quién eres ciervo hermoso? le pregunté.

Yo siempre acompaño a la musa de la Navidad y me encanta estar aquí con ustedes.

Todos estábamos encantados y maravillados y muy felices.

La verdad es que cuando pusimos el árbol no creíamos que fueran a suceder esas maravillas.

- ¡Que bien! dijo mi hija, que alegría me da que este sucediendo todo esto. Nunca dejaremos de poner este bello árbol.

-Si, dijo mi nieta, todos los años lo pondremos y seguro que veremos a la musa y a su acompañante el ciervo color caramelo.

¿Les gustó el cuento? Cuando pongan su árbol fíjense bien porque a lo mejor aparece la musa, porque todos los árboles tienen su musa y su acompañante que puede ser un ciervo, un conejo o cualquier otro animalito.


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