EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Ya en nuestra casa pusimos el árbol de Navidad.
Quedó precioso con sus bolas rojas y doradas.
Pero lo que no sabíamos es que ese árbol tenía vida propia.
Cuando estábamos en la sala desayunando, el árbol comenzó a cantar una bella melodía.
Las bolas comenzaron a danzar, era un espectáculo maravilloso.
De la estrella que corona el árbol. surgió una bella joven de cabellos color rojo como el fuego.
-Hola. nos dijo ¿Cómo están?
- ¿Quién eres? le dijimos.
Yo soy la musa de este bello árbol y estoy muy contenta de estar en esta casa.
Nos dimos cuenta de que ese era el espíritu de la Navidad con todo su encanto.
-Mira abuela. me dijo mi nieta Amanda, allí hay un personaje ¿no lo ves? si, al lado del árbol.
Me fijé bien y vi a un ciervo color caramelo.
- ¿Quién eres ciervo hermoso? le pregunté.
Yo siempre acompaño a la musa de la Navidad y me encanta estar aquí con ustedes.
Todos estábamos encantados y maravillados y muy felices.
La verdad es que cuando pusimos el árbol no creíamos que fueran a suceder esas maravillas.
- ¡Que bien! dijo mi hija, que alegría me da que este sucediendo todo esto. Nunca dejaremos de poner este bello árbol.
-Si, dijo mi nieta, todos los años lo pondremos y seguro que veremos a la musa y a su acompañante el ciervo color caramelo.
¿Les gustó el cuento? Cuando pongan su árbol fíjense bien porque a lo mejor aparece la musa, porque todos los árboles tienen su musa y su acompañante que puede ser un ciervo, un conejo o cualquier otro animalito.
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